La langosta es uno de los mariscos más valorados en la gastronomía marinera. Su carne suave y delicada y su sabor dulce son un verdadero placer para el paladar. Sin embargo, cocinar langosta no es una tarea sencilla y puede llevar a cometer algunos errores que arruinen su sabor y textura. En este artículo, hablaremos de los errores más comunes al cocinar langosta y cómo evitarlos.
El primer error que muchas personas cometen al cocinar langosta es no elegir langostas frescas. La langosta es un marisco que debe estar vivo al momento de cocinarlo. Si la langosta ha muerto antes de cocinarla, su carne perderá sabor y textura.
Para elegir una langosta fresca, asegúrate de que esté activa y tenga las antenas en movimiento. También debe tener una textura firme al tacto y las pinzas deben estar fuertes. Si ves que la langosta tiene manchas oscuras, es mejor no comprarla ya que eso es una señal de que no está fresca.
Otro error común al cocinar langosta es sobrecocinarla. La langosta es un marisco delicado que requiere un tiempo preciso de cocción para que su carne esté perfecta. Si la langosta se cocina demasiado tiempo, su carne se volverá gomosa y perderá su sabor dulce característico.
El tiempo de cocción de la langosta depende del tamaño de la misma. Para una langosta de 500 gramos, el tiempo de cocción es de unos 12-15 minutos. Para langostas más grandes, debes aumentar el tiempo de cocción en unos 3-4 minutos. Es importante no dejar la langosta en el agua hirviendo después del punto de cocción óptimo.
El agua donde se cuece la langosta debe ser salada. Al no agregar sal al agua, la langosta no absorberá el sabor de la sal y su carne será insípida. La cantidad de sal recomendada es de unos 35 gramos por cada litro de agua.
Antes de cocinar la langosta, es recomendable romper las articulaciones de las patas. De esta forma, se evita que las patas se encojan durante la cocción y se queden sin carne dentro.
Para romper las articulaciones, sostén la langosta de cabeza hacia abajo y sacude las patas. Si las patas se rompen, significa que las articulaciones han cedido.
Las branquias de la langosta son los órganos que la langosta utiliza para respirar. Si no se retiran, el sabor de la carne será amargo e incluso puede llegar a ser tóxico para el cuerpo. Para retirar las branquias, corta la cabeza de la langosta en dos y quita todas las partes que estén debajo de la mandíbula.
La mayoría de las personas solo aprovechan la carne de la cola y las pinzas de la langosta, pero la cabeza también tiene carne y sabor. Para aprovechar la carne de la cabeza, se puede cocinar junto con la cola y las pinzas o hacer una sopa o bisque de langosta con ella.
Otro error que se comete al cocinar la langosta es no cocinarla en agua hirviendo. Cocinar la langosta en agua fría hará que su carne se vuelva insípida y blanda. Para cocinar la langosta correctamente, es importante sumergirla en agua hirviendo con sal y dejarla cocer durante el tiempo recomendado.
Después de cocinar la langosta, es importante dejarla reposar durante unos cinco minutos antes de sacarla del agua de cocción. De esta forma, la carne se enfriará lentamente y se volverá más firme.
En resumen, al cocinar langosta debemos asegurarnos de que esté fresca, cocinarla en agua con sal y retirar las branquias y las patas rompiendo las articulaciones para evitar encojer. Asimismo, debemos cocinarla en agua hirviendo durante el tiempo recomendado y dejarla reposar antes de servirla.
Con estos consejos, podrás cocinar langosta como un verdadero experto en mariscos.